Esta semana, los alumnos de 1º de Bachillerato hemos tenido la suerte de vivir una experiencia única en Atapuerca. Han sido tres días en los que hemos aprendido, convivido y disfrutado como grupo, rodeados de naturaleza, historia y momentos que recordaremos con mucho cariño.
El primer día salimos rumbo a Salgüero de Juarros y comenzamos la aventura con un safari prehistórico. Pudimos ver de cerca animales como los bisontes europeos, los caballos przewalski, los losinos, los tarpanes y los urus. Fue increíble observar especies tan impresionantes y darnos cuenta de lo importante que es conservar la biodiversidad. Además, el buen tiempo nos acompañó, así que pudimos disfrutar al máximo del recorrido.





Después de dejar las maletas en el albergue, hicimos una ruta a pie hasta Arlanzón. Fue un paseo tranquilo, entre risas y conversaciones, que terminó con tiempo libre para explorar el pueblo y, cómo no, probar el cuentakilómetros del municipio para medir nuestra velocidad (¡hubo récords inesperados!).


El segundo día lo dedicamos a sumergirnos en la historia de nuestros antepasados. Visitamos los yacimientos de Atapuerca, donde los guías nos contaron los descubrimientos más importantes de las excavaciones y cómo cada hallazgo ayuda a entender mejor quiénes somos y de dónde venimos.



Más tarde fuimos al CAREX (Centro de Arqueología Experimental), donde realizamos talleres que nos encantaron: tallamos sílex, lanzamos flechas y jabalinas, e hicimos nuestras propias pinturas rupestres. Aprendimos cómo se las ingeniaban los primeros humanos para sobrevivir y expresarse, comprendiendo de verdad lo ingeniosos que eran.


Por la tarde, tras una buena comida en el albergue, visitamos el Museo de la Evolución Humana en Burgos. Fue impresionante ver cómo todo lo que habíamos aprendido esos días cobraba sentido al recorrer las salas del museo. Y para rematar, tuvimos un ratito libre para pasear por Burgos y disfrutar de su catedral, que es una auténtica maravilla.

El tercer día nos dirigimos a Puras de Villafranca para visitar las minas de manganeso. Bajamos al interior de la mina y nos sorprendió conocer cómo trabajaban los mineros hace décadas, en condiciones durísimas y casi sin luz. Nos impactó especialmente descubrir que muchos niños trabajaban colocando dinamita. También participamos en experimentos con manganeso, que resultaron muy curiosos y visuales.
Antes de volver a Madrid, almorzamos juntos en un parque, disfrutando de los bocadillos que nos prepararon en el albergue y compartiendo los últimos momentos del viaje.
Han sido tres días intensos y llenos de aprendizajes, pero también de convivencia, de conversaciones y de muchas risas. Más allá de todo lo que hemos visto, lo mejor ha sido vivir esta experiencia juntos, conociéndonos mejor y creando recuerdos que nos acompañarán mucho tiempo.
